DESPLAZAMIENTO

Podrá desplazarse hasta las Pinacotecas y el Museo Brandhorst en:

Tranvía
Línea 27: parada ‘Pinakotheken’

Metro
U2: parada ‘Königsplatz’ o ‘Theresienstraße’
U3 | U6: parada ‘Odeonsplatz’ o ‘Universität’
U4 | U5: parada ‘Odeonsplatz’

Autobús
Línea 154: parada ‘Schellingstraße’
Línea 100 (línea de los museos): parada ‘Pinakotheken’
Línea 100 (línea de los museos): parada ‘Maxvorstadt/Sammlung Brandhorst’ 

Recomendamos desplazarse en transporte público, pues en las inmediaciones de los museos no hay aparcamientos disponibles.

Autocar
Frente a la Pinacoteca Nueva hay dos plazas de estacionamiento para autocares. El aparcamiento (utilizando disco horario) está limitado a dos horas de 10:00 a 20:00h.

Puede llegar hasta la Galería Schack en:

Autobús
Línea 100 (línea de los museos): parada ‘Reitmorstraße/ Schack Galerie’

Tranvía
Línea 17: parada ‘Nationalmuseum’

Recomendamos desplazarse en transporte público, pues en las inmediaciones del museo no hay aparcamientos disponibles.

En nuestro plano de los alrededores (PDF, 56 KB) encontrará un resumen con las diferentes opciones de transporte.

OBRA MAESTRA ALTE PINAKOTHEK

En esta pintura, el joven de 28 años creó la imagen más increíble en la historia del autorretrato. La frontalidad y el elevado grado de idealización recuerdan a las representaciones de Cristo, pero no deben separarse de los estudios sobre la proporción humana iniciados por Durero en aquella época. La marcada mirada y la mano creativa como herramientas del artista convierten claramente esta pintura en imagen del programa artístico, así como la inscripción latina de difícil traducción que destaca el material del artista: «Así me creo yo, Alberto Durero de Núremberg, a mi mismo con colores característicos a la edad de 28 años».

OBRA MAESTRA NEUE PINAKOTHEK

Vincent van Gogh creó esta pintura con un colorido radiante y una palpable alegría de vivir, pintado en agosto de 1888 con la idea de decorar su estudio en Arles, donde quería pintar con Paul Gauguin. El artista dibujó el jarrón, las flores, la superficie de apoyo y el fondo de un modo sencillo, en gran medida en plano. Además, el gélido turquesa del fondo hace que destaquen extraordinariamente los tonos amarillos y marrones amarillentos, de tal modo que las flores permiten imaginar la Provenza veraniega y una vida brillante, en el doble sentido de la palabra, tal y como lo sentía el propio van Gogh. Las flores representan aquí el sol que el artista entendía como símbolo de la vida y que también plasmaba en algunas de sus obras.

Las formas sencillas y el gran colorido se remontan a las sugerencias de los grabados japoneses, permitiendo asimismo percibir las relaciones con los llamados Cloisonismos del círculo de Gauguin. El modo en el que van Gogh concebía en un sentido amplio el sur de Francia como «Japón», donde era posible una vida feliz, también lo reflejaban «Los girasoles».

El cuadro expuesto en Múnich no es la única versión de «Los girasoles» que pintó van Gogh, pero es una muy especial. El artista siempre expuso esta pintura y su versión en parejas en la National Gallery de Londres. Más tarde pensó en utilizar dos pinturas de Los girasoles para el cuadro «La Berceuse» a modo de marco especial festivo, de tal modo que se obtuviera un tríptico.

OBRA MAESTRA PINAKOTHEK DER MODERNE

Beckmann emigró a Ámsterdam en 1937, donde trabajó bajo duras condiciones durante la ocupación alemana. En torno al cambio de año de 1943/44 creó aquí este autorretrato en el que el artista se muestra autoritario y firme, aunque también con una mirada fija e incomprensible. El traje de etiqueta negro es un signo de que no se trata de una situación real, sino que presenta al artista con un carácter social distante e inaccesible, mientras que con el toque negro cierra también formalmente la composición hacia el observador, algo que queda reforzado con el brazo doblado sobre el respaldo de la silla. De los numerosos autorretratos del artista quizá este sea uno de los más amargos, pues la agresividad dirigida al espectador no sólo le protege de un adversario peligroso, sino que también le aleja de si mismo. Beckmann no podía parecer más distante con una vestimenta auténtica que con este hábito «cotidiano». Su trágica mirada no se borraría con su emigración a América y con la libertad exterior a ella ligada, sino que permanecería en cierto grado.

OBRA MAESTRA MUSEUM BRANDHORST

El artista más característico de la Galería Brandhorst es Cy Twombly, el americano nacido en 1928 en Lexington/Virginia y fallecido en 2011 en Roma. Tras realizar estudios de arte en diferentes escuelas, visitó brevemente el Black Mountain College para, a continuación, iniciar un viaje por Europa y el Norte de África junto a Robert Rauschenberg. Desde entonces, Twombly se dedicó al Mar Mediterráneo, que se convirtió en una de sus principales inspiraciones.

El arte de Twombly ha alcanzado como ningún otro una conexión sensible y lírica de imagen y texto. Además de Robert Rauschenberg y Jasper Johns, Twombly es el máximo representante de la generación que acabaría con el expresionismo abstracto. Al igual que sus dos compañeros, Twombly logró iniciar una nueva era importante no sólo del arte americano y desarrollar un lenguaje de imágenes totamente propio y muy rico en influencias.

La obra monumental de Twombly «Lepanto» (2001), compuesta por doce cuadros, tiene reservada de forma continua una sala central del museo diseñada a gusto del artista. Con más de 170 obras (pinturas, esculturas y dibujos) de diferentes periodos de creación, la Galería Brandhorst ofrece un resumen del desarrollo artístico de este artista insólito y es, por lo tanto, el más importante fuera de EE.UU., comparable sólo con la Galería Cy Twombly de Menil Collection en Houston/Texas.

OBRA MAESTRA SAMMLUNG SCHACK

Tritón y Nereida es la última pintura de Böcklin, adquirida por la Galería Schack. El tema se centra una vez más en la mitología antigua y presenta a los seres acuáticos en una constelacción psicológica rica en emociones que permite especular sobre las relaciones de cada una de las figuras entre sí. Tritón es el hijo de Poseidón y Anfítrite, una criatura híbrida con torso humano y cola de pez. Böcklin lo representa como un ser salvaje y barbudo que da la peluda espalda al observador y que sopla una gran caracola marina. Nereida, una de las hijas del rey del mar Nereo, se representa como una joven de pelo largo castaño y ojos oscuros que se estira en un gesto lascivo. Está desnuda, pues sólo un fino velo rojo cubre sus piernas. Está girada hacia una poderosa culebra de mar surgida ante sí desde las profundidades como sacada de un capricho repentino. El paisaje es vasto y lúgubre. El cielo cubierto de nubes negras y azules-grisáceas se funde imperceptiblemente con el mar negro grisáceo que presenta una fina cresta de espuma pintada de un modo virtuoso. Las figuras destacan totalmente con su presencia en esta naturaleza grandiosa e infinita. Böcklin evita la posibilidad de una interpretación final de la situación en el cuadro. El agua como el origen de la vida, algunas criaturas que forman parte de este elemento, así como la tensión erótica entre ambos sexos ofrecen un amplio abanico de asociaciones al observador.